4 de diciembre de 2011

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Una aguja en un pajar, es la expresión mas adecuada para definir la situación social actual. Quien me conozca o haya leido algo mío antes sabe que con “situación social” no me refiero a los pobres negritos que pasan hambre ni a los politicos malotes con risas demoníacas, llamas alrededor y una casa encantada en la cima de la escarpada, seca y sombría Montaña de la Muerte. Quien me conozca o haya leído algo mío sabe de sobra que me refiero a las relaciones humanas. Otra vez. Es un tema que va a peor, y a un ritmo acojonante. Cada vez que salgo por Málaga Centro y no tengo nada que hacer, lo evalúo. Ayer Sábado se canceló mi actividad, asique fui al puerto a andar para que se me pasase el cabreo. Yo sabía que no se me iba a pasar, pero el puerto me gusta. Bueno, ayer resultó decepcionante. Si bien el viernes noche tuve la suerte de rodearme de gente de verdad, a la que le gusta lo que le gusta y cada uno disfruta con lo suyo, ayer no fue esa la sensación que me llevé de mis compañeros de especie. Creo que en mi vida había presenciado una demostración de falsedad en masa tan espectacular. Me faltan dedos para contar los centenares de personas que vi haciendose fotos con sonrisas fingidas, poses Facebook... centenares de personas fingiendo que andar por el muelle de Málaga les resultaba interesante... fingiendo con bastante poco ahinco, por cierto. No se porqué me doy cuenta de esas cosas, y a veces me es incómodo. Poder sentir el engaño en el aire hace que respirar sea más pesado y menos gratificante. Sentir como grupos de personas que se consideran amigos entre sí se están engañando unos a otros mancha y quiebra algo tan básico y sagrado para mí como la honestidad y lealtad entre amigos. Y saber que ocurre es una cosa, pero os aseguro que poder palparlo es algo totalmente diferente. Parejas en las que se podía leer un letrero en la frente del chico que dice “sólo me la quiero follar”, y un letrero aún mayor en la frente de la chica “estoy con este payaso para sentirme socialmente aceptada”. A veces envidio a la gente que no puede ver estas cosas, que vive en un mundo de animalitos y arcoiris donde las personas no se autocensuran y las parejas se quieren, pero en el fondo sé que prefiero verlo. Es más doloroso saber que vives en un mundo de hipocresía en el que la gente se conforma con ser uno más a base de ocultar sus defectos y suavizar sus cualidades para ser igual que el de al lado, cuando seguro sentirían algo sincero y real entre ellos si se mostrasen sin tapujos. Es más doloroso vivir en un mundo lleno de paja... pero no hay otra forma de encontrar las agujas.


Pat Free


PD: aún tengo esa imagen en la cabeza...

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